El estreno de Sep7imo Día en CDMX

El estreno de Sep7imo Día en CDMX

CDMX 7 de diciembre 2017| Cobertura y reseña por Leslye Arredondo| Fotografías cortesía de Lulú Urdapilleta y César Vicuña.

 

Soda y Circo se vivió a tope la noche del pasado 28 de noviembre en el Palacio de los Deportes. Una hora antes del evento, pasamos a checar el dato a la alfombra roja y era una locura. Decenas de artistas de la escena rockera argentina y mexicana, actores y críticos de espectáculos escénicos, se dieron cita en el cóctel de bienvenida, todos portándose de lo más accesibles con la prensa, salvo a uno que otro personaje crecidito que solo daba pena ajena. En fin, a lo que nos truje Chencha pues fueron muchos meses de espera para que Sep7imo Día aterrizara en tierras mexicanas después de sus exitosas temporadas en Sudamérica.

Con el anuncio de la presencia de Zeta Bosio y Charly Alberti el público se deshizo en gritos y aplausos que sirvieron de caluroso soundtrack en su marcha hacia los asientos que les tenían asignados. Nada de rockstarismo, no crean que estos señores músicos traían un séquito de seguridad o actitud pesada ni lugares privilegiados. Saludaron muy sonrientes y entregados, se les notaba contentos y ansiosos.

No voy a spoliearles el show ni a caer en obviedades como "los espectáculos del Cirque du Soleil son de una calidad insuperable" o "treinta y tantos artistas en escena realizaron impresionantes actos donde la música de Soda Stéreo fue protagonista", no, no, ¡por favor no!. Hablemos de la innovación, de la increíble producción y de su elemento estrella: la interacción con el público en la Zoom Zone.

En aspectos técnicos es un show complejo, ya que los elementos en los que se realizan algunos actos como maquinarias, jaula, pecera y ruedas gigantes, están "sueltos" en la pista de Zoom Zone, donde la gente está de pie como en un concierto de rock. La logística debe ser muy precisa para que el acto pueda ser realizado con éxito, el entrenamiento del artista súper intenso y la experiencia de la gente en esa zona, maravillosa. Apreciar la gota de sudor que cae o la tensión del músculo que trabaja del personaje que se la está rifando es sorprendente; si  le aumentas la pericia de aquellos humanos que no parecen ser de este mundo llevando sus cuerpos al límite con el fondo musical remasterizado de los clásicos de Soda sonando impecablemente, seguro te explota la cabeza mientras cautiva tus sentidos.

Una plataforma circular de ciento veinte metros de circunferencia con una cúpula desmontable automatizada, círculos que abren y cierran en la base de la plataforma en el acto más creativo del show; una cortina tubular que envuelve el escenario hacia el techo y que sirve de proyector; sería muy pretencioso intentar describir cada componente o instrumento usado en el show pero aquí les van los que más destacan:

  • Vestuario: El concepto del vestuario, algo así como punk/clown neón muy ornamentado, agrega valor visual y encaja perfecto con el aire rockero circense del show. El diseño esta muy bien pensado para las habilidades de cada artista y en conjunto luce fenomenal.
  • Sonido: Sin duda, la ecualización precisa y el volumen adecuado para emular un concierto de rock. Creo que hubiéramos agradecido músicos en vivo en los temas emblemáticos.
  • Escenografía: básica más no simple, imponente y funcional. Por primera vez, el Cirque du Soleil se apuesta por un escenario 360, lo que deja ver la magia de algunos números y se develan secretos de su ejecución. 
  • Iluminación: vibrante, dinámica y envolvente. Quién haya hecho la selección de color en cada número, los cambios y efectos y pensado en cómo iba a relacionarse las acciones dentro y fuera del escenario, es un verdadero maestro. Desde el primer momento, las luces juegan un papel principal.

Y así como los cassettes de los noventas, también Sep7imo Día -No Descansaré, tiene su tenebroso Lado B. que merece mención e incluso un premio al mal gusto.

  • Referencias a Cerati: mal argumentadas, referenciando su muerte en muchas ocasiones y dejando a un lado a la presencia de Zeta y Charly que jamás aparecen como personajes en el show. Tal vez muchos lo encuentren conmovedor, a mí -y por primera vez en una reseña haré un comentario personal- me pareció terrible ya que desvirtúa el contenido y desvía la atención hacia un hecho que todo el mundo conoce. Innecesario, provocativo y hasta pesado. 
  • Manejo de la energía: si, es Circo, pero hubieron momentos en los que por completo se apagó el venue: por la expectativa, por traer la boca abierta o andar cazando las palomitas y las chelas, porque es bien difícil que la gente entienda que mientras se expecta un espectáculo de este nivel NO se debe ir al mendigo baño porque afectas la experiencia del de a lado.  Como sea, la atención, por momentos, estaba en otros lados.
  • Transiciones entre acto y acto: sin justificación alguna más que el cambio de tema musical. Les falta fluidez y algún nudo conductor que te haga entender porqué se decidió programar el espectáculo de esa manera.
  • Visuales y video: les faltó documentar un poco más de la trayectoria musical de Soda Stéreo y presentar de una manera más atractiva el único pedacito que le dedicaron. Los visuales que acompañaban los actos eran muy simples. Si bien no se necesitaba más parafernalia, el Cirque du Soleil se caracteriza por ser vanguardia en este rubro. Ahora si, se vieron tacaños en creatividad.

Para ponerle fin a esto, -que más bien parece el resumen de una relación tortuosa de muchos años que se mantuvo en secreto y que cuando sale a la luz, nos encanta y nos asombra tanto que permanecemos en shock-, debemos suplicar que Sep7imo Dia -No Descansaré, sirva de precedente y más productores poniéndose truchas enriquezcan al rock como género musical y como fenómeno sociocultural y ofrezcan en escena, experiencias que sumen al clásico concierto de rock, donde ya todos sabemos qué es lo que va a pasar. 

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